Semana 5 (III): Lo que pasó después... y un nuevo flechazo

Nos quedamos con Katrina y Alex tomándose la última copa en el motel. Todos sabíamos las intenciones que tenía nuestra vieja amiga desde un principio, y podía pasar. Y tanto que podía pasar. Nosotras no teníamos ningun problema en permitírselo. La cama estaba lista, Álex ya andaba borracho y ella... ella pues.... pues al parecer estaba demasiado cansada para hacer nada, así que se marcó un Diana y fue a desaparecerse en los límites del solar.

Nuestro vagabundo volvió a quedarse solo. Aunque no creo que esta vez le importara mucho; acababa de esquivar una bala. Tras despertarse por la mañana se dedicó a hacer lo que tanto le gustaba hacer durante sus viajes. Recolectar. Que además tenemos una aspiración de coleccionismo que completar y no le estamos haciendo mucho caso. Así que, ya que estamos, nos acercamos también al parque de Willow Creek para conseguir algunas ranas más y, oh que sorpresa, la lluvia nos persigue, así que ya tenemos al chico dándose otro bañito al natural antes de volver.

Al final regresamos a casa agotados, aunque limpitos, y nos vamos directos a la cama. Que por cierto, ¿habéis visto que también tiene nuevo atuendo de invierno? Así no pasará frio ahora que "winter is coming". Bueno, que el no iba a pasar frio, es un sim, siempre que lleve el atuendo para frio estará bien aunque este sea de manga corta; pero quizá nosotras al verlo si nos íbamos a quedar un poco congeladas.

Un nuevo día amanece y un nuevo sim aparece en la vida de Álex para robarle el corazón. Se llama Mia y es un perrita encantadora. Miradla. ¿Se puede ser más bonita? Es otro de los perros sin hogar que se pasean por el solar, pero esta se ha colado directa en nuestro corazoncito y me da a mi que pronto dejará de vagabundear por las calles. Aunque ella no es la única en aparecer allí de la nada. Diana ha vuelto.

Nos trae un regalo, no nos queda muy claro si es para disculparse o es un regalo tardío de cumpleaños. Puede que sea ambas cosas. Pero antes de poder darnos nada, un gato (Sake) decide atacarla, muy posiblemente en venganza por su mal comportamiento. Si es que los animales tienen un sexto sentido para calar a la gente.

¿Y cual fue su regalo? Pues una pizza. Mmmmh... No sé muy bien qué pensar. ¿Cómo debemos interpretar este regalo? ¿Es que cree que somos unos muertos de hambre? Puede que lo fuéramos al principio, pero ahora... ahora ya no, que estamos a punto de terminar el reto. De cualquier forma esa pizza hay que comérsela, no la vamos a tirar, y como nuestra nevera no funciona acabamos invitando a todos los amigos a una cena improvisada. Oye, que así también de paso les enseñamos nuestra casita-contenedor, que no habíamos hecho ninguna fiesta de inauguración ni nada parecido.

Entre el picoteo y enseñar la casa uno de los perros decide atacar a Nelson. Si es que ya decíamos que no nos podemos fiar de este sim y los animales lo saben, lo han confirmado. ¿Querrá eso decir que tampoco nos podemos fiar de Diana? Nuestro chico en cambio se lleva a las mil maravillas con ellos, está claro que es una buena persona, sino preguntadle a Mia.

Aunque nosotras empecemos a tener nuestras reservas con Diana, el corazón de Álex es tan enorme que no se va a olvidar de ella tan solo por lo que hizo el día de su cumpleaños, que además ha venido a pedirle perdón, más o menos, así que decide dar un paso más en su relación y, olvidándose de aquel deseo que tuvo de hacerse novios, que no es para nada el momento, le pide que se quede a dormir. Solo dormir.

Por la mañana toca hacer recados. Diana vuelve a ser maja y nos ayuda mientras nuestro chico arregla el váter. No sé qué comerán estos sims pero siempre que invitamos a los amigos acaban atascando el retrete. Listo. Ahora a ponerse también con la jardinería; aunque no sin antes hablarle a la peliblanca de lo malvada que es la máquina de fabricación y lo mucho que nos hace sufrir. (Os he contado lo mucho que adoro esa interacción de los sims imitando el maldito cacharro? Si es que son muy graciosos. Me encanta).

Parecía que la relación volvía a su cauce normal y entonces volvió a suceder algo raro. ¿Pues no va Diana y se marca un auto-ñiquiñiqui en la cama de Álex teniéndolo a un grito de distancia? Pero a ver, chica, si tan necesitada estás coméntaselo. Que vale que él quiere ir despacio, pero no creo que se niegue a un buen revolcón, mucho menos si se trata de ti y se lo pones tan en bandeja. Que sigue siendo un hombre. ¡Pero no acaba ahí la cosa! No. Es que encima va y se larga. Sí. Otra vez. Y justo después de haberse dado placer. ¿Ahora cómo se supone que nos tenemos que tomar esto? De verdad, yo ya no entiendo que quiere esta chica, bueno sí, eso empieza a estar claro, lo que no sé es si va a querer algo más de nuestro vagabundo o acabará rompiéndole el corazón.

De cualquier forma, Álex deja pasar el incidente y se las arregla para llevarla con él a Villagallina. Que no olvidemos que es sábado y toca vender la cosecha. Así que llegamos allí y... ¿os lo podéis creer? Otra vez está diluviando. Si es que a nuestro chico le gusta tanto la lluvia que la lleva consigo cada vez que viaja. Por suerte enseguida escampa y sale el sol. Hacemos nuestros recaditos, vendiendo lo que no pudimos a vender la semana anterior por andar haciendo el tonto con la batalla de ventas, y... ¡llegamos a los 20.000§!

Ya solo nos falta un sofá para completar la parte principal del reto.

Toca celebrarlo con una buena cena junto a nuestra chica favorita; por qué sigue siendo la favorita, ¿no?

―Diana, últimamente estás un poco rara. ¿Es que pasa algo?

―No, no. Es solo que ando un poco agobiada con... con cosas.

―Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad? ―ella lo mira esbozando una tímida sonrisa pero no dice nada más―. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

―Gracias ―dice moviendo la cabeza de un lado a otro―. ¿Sabes? A veces me gustaría poder viajar, lejos, muy lejos de aquí. Lejos de todo...

CONTINUARÁ...

FOTO BONUS

No hay dos sin tres. Eso es lo que dicen y aquí nos gusta respetar los tópicos, así que os presentamos al hada número tres, a la que llamo "la seguridad ante todo". Recordad, niños, no solo hay que poneros el casco en la cabeza, también es importante proteger vuestras alitas.