Vida nueva, casa nueva. Álex está dejando atrás por completo su vida como vagabundo. Una nueva etapa se abre camino frente a él. La Cantera de la Parca será es su nuevo hogar, un lugar en el que ya estuvo una vez y donde casi quema una casa.
Lo primero que hace después de haberse instalado, y haberse hecho un nuevo cambio de look que encaje mejor con su nuevo estatus de "clase media", es ir a visitar a los vecinos. Sin tarta, eso si, que luego a nadie le gusta. Quería sorprender a su viejo amigo Bo, el bonachón, pero la sorpresa se la llevó él al ver quién estaba dándose un baño con él en la piscina: la jovencita del festival del romance, Lyn.
Resulta que es su nieta y ha ido a vivir una temporada con él, mientras decide que hacer con su futuro; porque no tiene muy claro qué hacer con su vida. Ambos se quedan charlando hasta tarde, que hasta Bo desaparece para irse a la cama, y pronto se van volviendo más intimos y empiezan a coquetear y decirse ñoñerías hasta que Álex se marcha de vuelta a casa.
A la mañana siguiente enseguida se pone a trabajar. Es Navidad y tiene mucho que hacer. Primero empieza por tallar un regalo hecho a mano para sus nuevos vecinos, bajo la extricta supervisión de Mia, por supuesto; una vez termina, se pone a cocinar la cena que llevará esa noche al hogar de los vagabundos, esta vez con la eterna compañía de Sinda. Si es que sus niñas nunca lo dejan solo.
Pero mientras andaba ocupado cocinando, alguien llama a la puerta. Diana tampoco lo deja solo, no importa que se haya mudado a otro barrio que ella seguirá con sus habituales visitas.
—¿Diana? ¿Pero qué haces aquí? Si ahora iba a ir a veros.
—Bueno... Yo... Es que quería... Bueno, déjalo, no importa.
—Eh... Vale. Como quieras. Si eso espera por aquí que acabo lo que tengo que hacer y nos vamos juntos.
Vuelven a llamar y esta vez son las personas que esperaba, los vecinos, a quienes ha llamado para darle sus regalitos de navidad, porqué, sí, Álex es muy de entregarse a los demás y no concive el no tener aunque sea un detallito con ellos en una fecha tan señalada.
Les encantan sus regalos; o al mejos saben fingir muy bien que les encantan. Lyn hasta se lleva un super abrazo como extra. ¿Cómo quejarse de algo así? Y si no se ha llevado un super beso también es por las personas que andan cerca, que entre la ex de uno y el abuelo del otro, no es como para ponerse a hacer según que cosas.
Llegó la hora de irse y celebrarlo con sus viejos amigos. Alguien ha empezado a comer antes de la cuenta. Como siempre, los sims siendo sims. Tampoco hay manera de conseguir que se sienten juntos a comer, pues nada, que hagan lo que quieran y coman de pie. Mucho tampoco podemos hacer.
Con la llegada del Santa azul llega también la hora de los regalos; uno para cada uno de sus amigos. Son frutas de dragón, su secreto del éxito. Seguro que si se esfuerzan un poco pronto les irá mejor en la vida y lograrán prosperar como hizo él.
Álex no se iba a quedar sin regalo, por supuesto, después de semejante despliegue de amabilidad Santa le entregó el regalo que tanto se merecía. ¿Quizás fuera la promesa de un futuro mejor? ¿De que todos sus objetivos lograrían hacerse realidad? Aunque eso él ya lo sabía. Después de todo lo que había conseguido no le cabía la menor duda de que si se esforzaba podía lograr cualquier cosa que se propusiera.
FIN
Aquí nos despedimos, con Álex junto a sus dos niñas, Mia y Sinda, que no pueden estar mejor en su nueva casita. Ha sido un viaje largo, pero ya se han cumplido todos los objetivos del reto y, aunque a ellos todavía les queden muchas aventuras por delante y nos sea difícil decirles adiós, debemos dejarlos ir.
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