Semana 4 (I): Multas sobre más multas y... ¡Avemus casa!

Nota: Voy a dejar de poner la nota, pero sigo con la prueba para ver si después de tantos días con el aviso hay alguien que lo siga leyendo. Si es así, que deje un minino en los comentarios.

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Después de nuestro momento íntimo con Diana empezamos la semana con energías renovadas y lo aprovechamos para darle un empujoncito a todas esas tareas que habían quedado un poco en el olvido durante el fin de semana: jardinería, buscar chollos a ver si aparece ya la bañera o la ducha, vender nuestra querida rana sol surfista que es lo que más beneficio nos da. ¿Quién iba a decir que ese viaje a Willow Creek nos iba a salir tan rentable? Por supuesto, no puede faltar la visita diaria de nuestra chica, aunque ahora no podemos estar mucho por ella. Tú no te preocupes, Diana, que nosotros te hacemos un hueco en nuestra agenda para más tarde.

¡Pero nos estábamos olvidando de una cosa muy importante! Que teníamos un plan de acción a medio revocar y solo nos falta una firma. ¿A quién se la pedimos? Ya hemos preguntado a todos nuestros compis vagabundos y a la mujer rancia del bar, mmmmh... pues vamos a ver a Knox, que ahora ya lo conocemos e igual nos hace el favor. Es lo mínimo después de haber salvado a su madre.

Llegamos y nos lo encontramos haciendo algo en la parrilla. ¡Oh perfecto, comida gratis! Pero oye, Knox, no dejes esto a medias y te vayas a rebuscar en la basura; que primero, eso es tarea mia y, segundo, que luego pasa lo pasa y sale la casa ardiendo. Mira, no te preocupes, ya me encargo yo de la barbacoa. El problema está en que entre unas cosas y otras se nos pasa el tiempo y no llegamos a tiempo de pedirle la firma. Así que otra semana que nos comemos la multa de jardinería ecológica, aunque tengamos un jardín. Bueno, como mínimo nos vamos con la panza llena de choripán, además de otro que nos metemos en el bolsillo-inventario para luego.

Hasta otra, Knox, ya volveremos a vernos a final de semana cuando necesite otra vez tu firma.

Con el objetivo de seguir trabajando y subir la habilidad de manitas (nivel 7), a ver si llegamos al nivel nueve y podemos hacernos una bañera porque está visto que no hay forma de encontrarla en la basura, nos vamos al centro comunitario. Como no, allí nos encontramos tanto con nuestra mentora particular como con Diana. Que a nuestra profe le cambia la cara en cuanto aparece, ¿será que no le cae bien o que tenía algún deseo reprimido con nuestro vagabundo?

Sea como sea, está claro que Alex solo tiene ojos para una sola sim. Y hablando de deseos ocultos, ¿Knox? ¿Y esa mirada descarada que le estas echando al culo de esa chica? ¡Que te hemos pillado!

Pero nosotros a lo nuestro, vamos a pintar un cuadro de las maravillosas vistas que hay desde la terraza, no queda muy allá, pero bueno, que importa, nosotros nos vamos a cenar nuestro choripán mientras charlamos con los amigos y tan felices.

Tras un buen descanso con la mejor compañía toca volver a ponerse a trabajar. ¿Pero y esto? ¿Quién ha roto el juguete de los niños, eh? Seguro que ha sido Nelson, si ya decía yo que este sim no es de fiar... Sí, sí, estoy hablando de ti, ahora no disimules.

En fin, que nos pasamos la noche en vela aprovechando la tranquilidad del momento, porque todos se van y nos quedamos completamente solos. Que bien. Que tranquilidad. Así da gusta trabajar, si hasta la máquina endemoniada se ha portado bien y no nos ha escupido ni intentado ahogarnos en su interior. Debe ser que cuando hay gente se pone nerviosa y se le cruzan los cables.

Aunque no todo podía irnos bien. No. Eso sería demasiado pedir. Pues la señorita de las multas decide volver justo cuando estamos durmiendo y no podemos defendernos, muy cobarde por su parte, y va y no solo nos pone la dichosa multa de la dichosa jardinería ecológica, no, sino que esta vez viene que dos multas. ¡Dos! Será.... ¿Y cómo quieres que tenga maquinas de esas de energías limpias cuando por no tener no tengo ni casa? ¿Eh? ¿Me lo explicas? Pues nada, otro plan de acción que habrá que quitarse de encima. Malditos sean los vecinos por votar estas cosas, muy ecológicos muy ecológicos, pero luego bien que vienen a pasearse por mi solar y dejarlo todo lleno de vasos sucios.

El resto del día lo pasamos durmiendo, es lo que tiene trasnochar, y por la noche Diana aparece de nuevo por nuestro humilde hogar.

«Hola, querida, ¿has venido a cenar?»

«Bueno, si me invitas no diré que no»

«Perfecto. Pero primero déjame que limpie toda esta porquería de vasos que no hacen más que dejarme los vecinos»

Como es una ocasión especial y ahora, tras el viaje a Villagallina, tenemos una alternativa a la macedonia, hacemos un bol de sopa de setas que, en cuanto el sim lo posa en la encimera se vuelve invisible. Pero estar está ahí. Nosotras no lo podemos ver, pero los sims al parecer sí porque se sirven las raciones sin problema alguno. Bueno, mientras puedan comérselo por mi bien.

No solo a cenar se dedican estos dos, que hay una barrita rosa que subir, y entre besitos y arrumacos acaban sentados en el mismo banco que la otra noche y bajo la luz del mismo farol.

Parece que los ratitos con Diana llenan a nuestro vagabundo de energía, porque a la mañana siguiente lo da todo en la mesa de ventas. Ya no solo vende ranas, sino también las frutitas de dragón que pusimos a cubierto bajo el improvisado techo que construimos tras el impacto del rayo. Ahora que nos darán frutos en cualquier estación nos podremos hacer de oro.

Tanto provecho les sacamos a las frutas y las ranas que llegó la hora. Sí. Al fin. ¡Tenemos un contenedor! ¡Y puerta! ¡Al fin tenemos puerta! Ya no vendrán los vecinos a beberse nuestro agua con todo el morro del mundo. Ahora sí podemos decir que tenemos casa (snif)

Por supuesto, la primera que viene a visitarnos y a felicitarnos por nuestra más reciente, e importante, adquisición es, sin lugar a dudas, Diana.

«¡Qué alegría! Como me alegro por ti»

«Y yo, y yo... Estoy tan feliz que casi lloro»

Ya que tenemos algo parecido a una casa, vamos a mejorar los muebles para que, aunque sean de la basura, podamos tener un buen nivel de vida. Mejorar la cama es imprescindible para que nuestro sim se pase menos tiempo en ella y pueda cundirle más el día. Y oye, es oir la palabra cama y Diana deja su sesión de estudio y fotografía botánica y enseguida se planta junto a nuestro sim. Ay... pillina... Que ya sabemos que quieres algo más de nuestro Álex que unos simples besitos. No te preocupes, que eso ya vendrá, ya... Tú solo dale tiempo, que con todo lo que ha pasado y lo que lleva a sus espaldas necesita hacer las cosas a su ritmo.

Debe ser que Álex estaba incómodo o algo estando a solas con Diana, en un lugar tan íntimo y a oscuras (no hay luz), sabiendo que esta vez si pueden contar con una verdadera privacidad y que no hay miradas ajenas que puedan observarlos; porque decidió salir de allí e ir a visitar a Knox, a ver si nos hacemos amigos y así nos será más fácil tener su firma. Al parecer la cama no despertaba las mismas pasiones en ambos sims, o sí, pero alguien no estaba preparado todavía para ello. Fuese como fuese, se alejaron bastante de la dichosa cama. Pero entonces nos encontramos con "La sorpresa" y es que las madres de Knox habían fallecido. No sabemos cuánto hace de eso, pero con razón el hombre ha estado tan raro últimamente. Y encima nosotros haciendo bromas el otro día con la barbacoa. Pobre. Intentamos animarle y nos quedamos junto a él hasta que se hace de noche.

Al regresar a casa vemos como se llena el solar de perros y gatos que, al igual que nosotros, no tienen hogar. Sí. Hemos querido poner los rasgos del solar para que vengan tanto perros y gatos sin hogar porque Alex es así, se preocupa por todo aquél que viva una situación similar a la suya, aunque no sean humanos y, si está en su mano ayudarles, pues lo hará.

Por supuesto esa noche se pasaron por ahí dos gatonalidades muy importantes en el mundo sim y, en concreto, de nuestra partida; nada más y nada menos que el ilustrísimo Alcalde Don Bigotes y el igualmente importante Mooncat, que por supuesto no podía faltar.

CONTINUARÁ...