Semana 1 (II). Excursión a Willow Creek

Nota: Como este es un reto que hago conjuntamente con mi madre no estoy haciendo miles de fotos para registrar la historia y poder contarlas  por aquí más tarde. Simplemente nos dedicamos a jugar y de vez en cuando hago fotos, no siempre me acuerdo de hacerlas así que puede haber momentos “importantes” en los que se me haya pasado hacerlas. Por eso el modo de narración de esta historia será un poquito diferente.

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Amanece y nuestra intención es coger el tren bien temprano, pero va a ser que no. Los fantasmas se han cebado con los aseos del bar y está todo roto. Bueno, va, lo arreglaremos. Que necesitamos asearnos un poquito y así de paso subimos la habilidad de destreza manual (que llamaremos manitas a partir de ahora).

Nos vamos corriendo y llegamos al fin a Willow Creek. Un poco más tarde de lo que nos gustaría pero vale, está bien. Lo que no está tan bien es la lluvia. Jolín, si lo hubiéramos sabido no habríamos perdido tiempo limpiándonos en el fregadero del bar y nos habríamos dado otra duchita natural.

Alex parece disfrutar de la lluvia. Mejor, porque se va a mojar. Mucho. Es lo que tiene no tener paraguas.

Hacemos ruta por el barrio y recolectamos todo lo que encontramos: cristales, ranas, plantas, no, espera, eso no, que no han crecido; al acabar la ronda nos fijamos en un curioso árbol y empieza la inspección que nos llevará a un sitio muy raro.

Atravesamos el árbol y nos encontramos ante un precioso paisaje. El lugar está lleno de gente con alas. Raro. Pero no importa, los vamos a ignorar. Total, tampoco podemos hablar con ellos. Así que vamos a lo nuestro: cazamos algunas ranitas y pasamos un rato pescando.

Pronto nos cansamos de ignorar a la gente y de no pescar nada; es lo que tiene tener la habilidad prácticamente a 0. Así que mejor nos largamos a seguir recolectando a otra parte.

Después de andar de aquí para allá, acabamos en un parque enorme y lo primero que hacemos es, obviamente, ir a cazar ranas.

¡Pero ojo! Que no son ranas lo único que encontramos.

¿Y este hombre? ¿Habéis visto las pintas? Son muy... muy... Muy como las nuestras, ¿no? De pordiosero y eso.

¡Y que se ha dado un baño bajo la lluvia y todo! (Vale, vosotros no lo habéis visto, pero yo si. Juro que es verdad. Aunque lo siento pero no hay foto de eso)

Este hombre tiene que ser otro vagabundo. Fijo. Vamos a hablar con él y lo metemos en el club.

Apenas podemos hablar con el señor porque enseguida se va y nosotros estamos muy, muy cansados. Nos echaremos una siestecilla y luego seguiremos recolectando, con la idea de apurar el tiempo lo máximo posible. Así que ale, a dormir. (Nota: eran sobre las 21h)

¡OMG! ¡¿Pero que hora es?! ¡Si ya son más de las 2!

No se que ha pasado con el tiempo pero se nos ha pasado volando. Eso de poner la velocidad máxima y no estar atentas no ha sido muy buena idea. Pues nada. Hemos perdido el último tren. Toca quedarse toda la noche.

Por la mañana siguió recolectando, pescando, aprovechando la lluvia para ducharnos, pero sobre todo lo que acabó haciendo el sim es dormir porque estaba muy muy cansado y además tuvimos un extraño bug con el tiempo y las necesidades; que aunque lo pusiéramos a dormir la energía no subía así que al final decidimos que era mejor enviarlo para casa y cerrar el juego.

CONTINUARÁ...