Nota: Como este es un reto que hago conjuntamente con mi madre no estoy haciendo miles de fotos para registrar la historia y poder contarlas por aquí más tarde. Simplemente nos dedicamos a jugar y de vez en cuando hago fotos, no siempre me acuerdo de hacerlas así que puede haber momentos “importantes” en los que se me haya pasado hacerlas. Por eso el modo de narración de esta historia será un poquito diferente.
Al regresar de nuestra no tan breve excursión todavía no podemos ir a dormir. Primero hay que ir a por comida en la basura. ¿Y a quién nos encontramos allí? Si, lo adivinasteis, a Diana. Esta niña se pasa casi tanto tiempo cerca del contenedor como nosotros.
Lo siento, Diana, hoy no podemos quedarnos a charlar. Estamos demasiado cansados y tenemos hambre.
De hecho, tenemos tanta hambre que nos conformamos con el primer plato que encontramos, aunque no sea del todo comestible.
Pasamos la noche durmiendo micro siestas para recuperar el sueño perdido y por la mañana volvemos con la rutina diaria: arreglar la nevera estropeada por la lluvia, salir a rebuscar comida en el container, cuidar nuestro jardín y plantar las nuevas frutitas encontradas. Que no os lo había enseñado, pero sí, Alex tiene un minijardín, muy modesto, porque en este barrio solo puede encontrar plantas en la basura. ¿Qué haríamos sin nuestro querido contenedor?
Precisamente en eso estábamos, ocupados con la basura, cuando una mujer viene caminando directamente hacia nosotros. Y no. Esta vez no es Diana. Es alguien que no conocemos. Bueno, que Alex no ha conocido aún, el resto sabemos perfectamente quien es: nada más y nada menos que Katrina Caliente.
¿Vienes a hablar con nuestro chico? ¿Así sin más?
Pues oye, yo encantada, que el pobre Alex necesita más amigos. Aunque no tengo muy claro las intenciones de esta mujer, que todos sabemos de que pie cojean las Caliente y ésta ha venido muy directita hacia él, incluso ignorando sus pintas y el pestazo que hecha, que hasta se ha meado encima porque no tiene retrete en el solar.
Mira, ya que estamos nos aprovecharemos. ¿A caso no es el día de los piratas? Pues vamos a asaltar un poquito las arcas enemigas.
Oye, señora Caliente, ¿no nos darías una limosnita?
Pues claro que nos la da, 47$ que nos llevamos de la nada. Si es que cómo le va a decir que no a semejante bombón. Mugriento. Sí. Pero bombón igualmente. (Por cierto, con esto ya tenemos un total de 158$).
La señora esta ya se había marchado y nosotros seguíamos con nuestra búsqueda incansable cuando alguien se acerca a nuestra casa, bueno, todavía no se le puede llamar casa, pero ya me entendéis. Pues sí. Esta vez sí es ella. Nuestra querida Diana.
No te preocupes. Ya mismo voy. Me acabo esto, cojo mi bici molona que me he encontrado por ahí y ya mismo estoy allí.
Aish... Qué bien nos sienta ese abrazo. Si es que parece que no pero la hemos echado de menos. Hoy si que tenemos tiempo. ¿Por qué no aprovechar y salir a divertirnos un poco?
Oye, Diana, ¿qué tal si nos vamos al bar?
Le parece una idea genial. Cómo no.
Lo primero que hace nuestro chico es ir a asearse; que no se puede estar de fiesta oliendo a estiércol, luego ya sí, una vez limpito va al bar a pedirse algo y pasar un rato charlando con nuestra chica favorita. (Para que veáis que no miento, esta vez me he acordado de hacer foto de los sentimientos de Alex hacia Diana. Está coladito, coladito por ella).
Diana nos habla un poco de su vida; así descubrimos como es que siempre lleva ese look tan espectacular, y es que ella no vive exactamente en la calle como nosotros. No. Tiene un viejo coche que, aunque no funcione, le sirve como casa. Además, es una chica lista que se las ingenia para saber vivir en las calles sin tener que meterse en la basura, como visitando comedores sociales, los donativos que hace la gente de ropa y ese tipo de cosas, además, tiene algo de talento para la música y logra conseguir alguna que otra propinilla con eso.
Si es que eso es lo bueno que tiene ser un Sim con el que no se juega, que puedes tener una vida decente aún sin tener casa.
La conversación tampoco no dura mucho más, ya que nuestro chico está tan agotado que se va cayendo por los rincones. Mal que nos pese, tenemos que despedirnos de la muchacha.
Hasta otra, Diana, ha sido un placer.
Nuestro chico, que ya no puede más, se queda profundamente dormido en el sofá del local, sin importarle el ruido o lo que puedan decir los dueños.
CONTINUARÁ...
Ay por dios lo q me he rido con este capi!! 🤣🤣
Miedo me daba la Katrina. A esa se la tengonyo jurada 😝😝😝😝 y que mono con Diana. El amor😍😍😍😍😍😍😍