Día 1. Conociendo el lugar

Nota: Como este es un reto que hago conjuntamente con mi madre no estoy haciendo miles de fotos para registrar la historia y poder contarlas  por aquí más tarde. Simplemente nos dedicamos a jugar y de vez en cuando hago fotos, no siempre me acuerdo de hacerlas así que puede haber momentos “importantes” en los que se me haya pasado hacerlas. Por eso el modo de narración de esta historia será un poquito diferente (lo voy haciendo sobre la marcha y ni siquiera sé cómo saldrá).

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Ha pasado un tiempo desde que Alex dejó su casa e inició su vida de vagabundo. Sus heridas han empezado a sanar y creé que ha llegado el momento de seguir adelante con su vida, de avanzar e intentar dejar las calles; pero no podía hacerlo en su antigua ciudad, donde todo el mundo lo conocía y sabía de su pasado. Así que, con los últimos simoleones que tenía en el bolsillo, cogió un tren y llegó a Evergreeen Harbor.

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Ya lo tenemos aquí, fresco como una rosa, ha debido poder descansar y asearse en el tren porque tiene todas las necesidades en verde. ¿Qué hacemos ahora? Tenemos una infinidad de posibilidades por delante y una barrita de energía por gastar.

Pues un poco de footing.

Así de paso hacemos un reconocimiento rápido del lugar.

¡¿Pero qué haces?!

¿Por qué corres de esa manera como si te estuviera persiguiendo Temperance? ¿Si no estás asustado ni nada?

En serio, que no estaba asustado, solo vigorizado. En fin, cosas raras que hace el juego.

Anda, deja de hacer el tonto y haz algo útil. Empieza a rebuscar en la basura y vete familiarizando con ella porque vas a pasar mucho tiempo dentro del contenedor.

¡Uy! ¡39 simoleones!

Guay, ya vamos haciendo dinerito. Así me gusta Alex, que seas un chico útil. Ahora vámonos a rebuscar en la basura del centro comunitario, que lo tenemos ahí al lado.

Pues por lo visto no hemos sido los únicos en tener esta idea, este parece ser el lugar donde se juntan otros vagabundos. La verdad es que le pega al sitio. Está todo lleno de basura, cómo no iba a ser el centro de reunión de los sin techo. Ya sabes, Alex, toca presentarse y unirse al grupo. (Vale, sí, lo confieso. El grupo ya estava creado y los llamé yo. Pero si lo cuento así no queda tan bien).

Resumen rápido de las impresiones.

Tenemos un flechazo por Diana, la chica (obvio); el de las rastas, Nelson, nos ha caído como el culo y el sentimiento es mutuo. Con los otros dos la cosa ni bien ni mal.

Basta ya de cháchara y volvamos al trabajo, te toca ir de vuelta al contenedor de cabeza. Literal. ¿Veis el salto que pega? Es como si se tirara de cabeza a la piscina, o a la basura en este caso. Nos encanta esta animación.

Si, vale, Alex, ya sabemos que apestas. Es lo que tiene pasarse el día entre basura y no ducharse. Ya te acostumbrarás.

Una vez ya dejamos el contenedor vacío, en un intento de seguir aprovechando nuestra barrita de energía en verde nos vamos a "visitar" a Knox con la intención oculta, o no tan oculta, de aprovechar que tiene todas las máquinas de fabricación en el exterior de la casa.

¡Pero jo!

¿Qué hacen todos aquí fuera? Que son las dos de la mañana, gente, que no son horas para andar por la calle. Yo si. Que soy un vagabundo y no tengo ni cama; pero vosotros deberías estar durmiendo.

Pues nada. Nos vamos a hacer footing otra vez. Así les damos algo de tiempo, a que se metan en casa, que quiero hacer uso de ese jardín.

¡Fuego! ¡Fuego!

Pero la madre que os parió. ¡Qué habéis hecho! No solo no os vais a la cama sino que os dedicáis a quemar la casa. ¿Y encima no hacéis nada? ¿Os quedáis mirando como la pobre Blossom se consume pasto de las llamas?

Alex, cariño, CORRE. Deja el footing, da media vuelta y corre para salvar la vida de esta pobre señora.

Vuelve a correr asustado. Ahora SÍ tiene sentido. (Igual resulta que nuestro chico es vidente y al empezar tuvo una premonición del futuro).

No dejaremos que La Parca separe a otra família. Ni hablar. Alex llega a tiempo, se saca un extintor de la nada (supondremos que lo tenía la família por allí) y, tras unos segundos de agonía, logra salvar a la pobre mujer.

¡Bieeeeen!

¿Y ahora qué? ¿Me daréis las gracias al menos?

¿Qué pasáis de mi cara?

Osea, que le salvo la vida y la mujer se va tan pancha. ¡Habrase visto! Que si no fuera por nosotros ahora solo sería un montoncito de cenizas en el suelo, es que ni su mujer ni su hijo han movido un dedo por salvarla.

Sí, sí. Hablo de vosotros, no os hagáis ahora los suecos.

¡Menuda gentuza! Pues ya no me caéis bien. ¡Jum!

Después de semejante desaire ya decidimos volver a nuestro solar dando por acabado este primer día; y antes de terminar quiero dejaros los tesoros que ha encontrado este buen señor.

¡Tenemos nevera y fregadero!

¡Yeah!

CONTINUARÁ...